La contraseña es una forma de autenticación que permite que un usuario acceda a determinados servicios de las redes de ordenadores, como puede ser la gestión de las cuentas bancarias, correo electrónico, etc… Es por tanto la llave que da acceso a dichos servicios. Si un atacante se adueña de ella puede suplantar nuestra identidad y comprometer nuestra privacidad. Para poder hacer frente a esta vulnerabilidad la mejor herramienta es seguir una buena política de contraseñas. A continuación le mostramos unas buenas prácticas que le ayudaran a que sus contraseñas sean seguras: Nunca comparta sus contraseñas. Evite anotarlas en lugares visibles o accesibles como agendas, post-it, etc. La longitud mínima deberá ser de al menos 8 caracteres combinando letras mayúsculas y minúsculas, números y caracteres especiales. Evite palabras reconocibles por un diccionario o con datos personales. El repetir una contraseña para todos nuestros sistemas/cuentas o el ir añadiendo un dígito a la anterior son prácticas habituales que comprometen seriamente nuestra privacidad. Por ejemplo si un atacante logra hacerse con nuestras credenciales de Facebook intentará acceder con ellas a nuestra banca online, correo del trabajo, etc … La contraseña más robusta dejará de serlo si no la vamos actualizando con frecuencia. Algunos sistemas nos obligan a ello pero en la mayoría deberemos ser nosotros quienes tomemos la iniciativa. Referencias del documento:Secretas
Robustas
No repetidas
Cambiadas periódicamente
Articulo refundido y modificado por la Subdelegación de Defensa en Alicante.
Artículo publicado en el Boletín de Concienciación del Mando Conjunto de Ciberdefensa.
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