Actualmente se están dando cambios muy rápidos e importantes en el ámbito corporativo debido a múltiples factores: globalización, transformación digital, era del conocimiento, auge de las comunicaciones electrónicas, etc. Las nuevas generaciones están provocando la creación de organizaciones inteligentes, en las que es posible visualizar de forma integral todos y cada uno de los aspectos que forman parte del proceso empresarial.
Siguiendo esta teoría, se entiende que las empresas son sistemas abiertos que mantienen una relación con el entorno y están formadas por un conjunto de elementos independientes. Al contrario de lo que se cree, la actividad de una determinada empresa no empieza cuando recibe las materias primas y no finaliza con la entrega del producto terminado al cliente final.
En las compañías, todos y cada uno de los empleados deben centrarse en cuidar las relaciones tanto internas como externas, siempre teniendo presente la perspectiva de futuro. Así, el CEO tiene como principal objetivo la coordinación y sincronización del trabajo en equipo.
Se entiende como empresa inteligente a aquella que es capaz de aprovechar al máximo y estructurar de manera adecuada la capacidad de aprendizaje mediante un mecanismo sistémico. El concepto de aprendizaje no consiste únicamente en adquirir un determinado conocimiento, sino que es la aptitud necesaria para alcanzar los objetivos definidos, en corto y largo plazo.
Actualmente, la rapidez es un factor clave para las organizaciones. Deben adaptarse a las nuevas generaciones y apropiarse del conocimiento de manera rápida para obtener una gran ventaja competitiva sobre sus competidores.
Las organizaciones inteligentes son aquellas que cuentan con el conocimiento y, además, sus perspectivas de futuro están basadas en el aprendizaje.
Todas aquellas personas que emprenden una carrera profesional cuentan con una serie de características que forman parte del dominio y la disciplina personal. Una de las más importantes tiene que ver con la visión personal, de modo que la persona es capaz de definir su proyecto profesional y, a partir de ahí, reunir las acciones y recursos necesarios para alcanzar los objetivos.
Por supuesto, la motivación por el logro es esencial, para lo cual hay que tener unas metas muy claras. La visión real y optimista, tanto de la situación presente como futura, también es muy importante. Y, por último, es esencial que la persona sea un líder nato, con habilidades para el trabajo en equipo y capaz de realizar los esfuerzos necesarias para cultivar relaciones que aporten valor a la empresa.
Durante el proceso de creación de empresa, las personas emprendedoras son plenamente conscientes de que muchas de sus ideas nunca llegarán a hacerse realidad. Una de las principales causas por las que esto sucede es la existencia de lo que se conoce como modelos mentales inadecuados, que limitan la capacidad de observar la situación presente y futura, dificultando en gran medida el proceso de aprendizaje.
Para redefinir los modelos mentales que ayudan al desarrollo de la organización, hay una serie de estrategias que se deben poner en práctica. En primer lugar, identificar cuáles son los supuestos sobre los que se basan las ideas preconcebidas, y enfrentarse a ellos. En segundo lugar, el trabajo en equipo es esencial para tener diferentes puntos de vista. Y, en tercer y último lugar, visualizar de un modo claro todas las situaciones posibles que pueden darse a partir de un único hecho.
Cuando una idea brillante de negocio empresarial tiene lugar, necesita contar con el esfuerzo conjunto para que se convierta en realidad. Dicho apoyo común surge de la visión compartida, la cual se construye por parte de todas y cada una de las personas que forman parte del proceso empresarial.
Es por tanto tarea del empresario comprometer de un modo efectivo a todos los individuos con la misión conjunta. Para ello es esencial tener clara la idea de que el compromiso en ningún caso debe imponerse, sino que tiene que surgir de una forma espontánea.
Por supuesto, la persona emprendedora debe ser la primera en comprometerse al 100% con el proyecto. No hay nada mejor que demostrar con el ejemplo. También debe ser capaz de mostrar todos los beneficios e inconvenientes de un modo honesto, mostrando así plena transparencia e incitando a la participación. Definir una serie de espacios en los que se puedan compartir opiniones e ideas es una excelente opción.
Los empresarios deben contar con equipos que permanentemente estén en disposición de aprender. Se trata de una disciplina propia de las empresas inteligentes que es importante manejar de forma adecuada. Para ello, uno de los aspectos más importantes es relacionar los nuevos conocimientos con el aprendizaje previo de los integrantes del equipo.
A partir de ahí, se pueden compartir tanto experiencias y conocimientos, así como identificar los diferentes tipos de aprendizaje y su aplicación en la empresa. Es fundamental definir mecanismos de diálogo, entendiendo como tal la oportunidad para que los individuos partan de los supuestos y construyan conocimiento de valor.
Cuando una persona emprendedora determina cuáles son las características a potenciar mediante el dominio personal, redefine sus modelos mentales. A partir de ahí, consigue crear una visión compartida, así como establecer una metodología clara de aprendizaje en equipo, al tiempo que integra a todos los individuos en la iniciativa empresarial con un enfoque sistémico. Es así como se construye una empresa inteligente, con una gran capacidad de aprendizaje.
¿Eres un proveedor de soluciones TIC y quieres aparecer en este portal?
¿Eres una empresa y no encuentras lo que estás buscando?
Recibe todas las novedades sobre las tecnologías de la información para empresas.