Cuando nació la impresora 3D, todos creíamos que íbamos a tener uno de estos aparatos en casa para imprimir todo tipo de objetos en cuestión de segundos: tenedores, vasos, juguetes… Sin embargo, el desarrollo de esta tecnología ha tomado otro camino: el de la industria. Así, resulta interesante conocer cuál ha sido el impacto de la impresión 3D en el ámbito industrial y de qué ha servido para mejorar los procesos de producción.
Comencemos por el principio, definiendo qué es la impresión 3D y cuáles son sus ámbitos de aplicación en la actualidad. Esta tecnología nació en la década de los 80 del Siglo XX. No obstante, no fue hasta cerca del año 2000 cuando empresas de todo el mundo comenzaron a trabajar en serio con ella.
El funcionamiento a grandes rasgos es muy similar al de la impresión 2D. En primer lugar hay que crear el archivo digital y, a continuación, se carga a la impresora a través del ordenador para su impresión. Las principales diferencias radican en los materiales empleados y en el ciclo de impresión.
Claro que, en vez de imprimir una determinada foto o un texto, el archivo digital consiste en un modelo en 3D. Por lo tanto, en lugar de tinta se utilizan otros materiales en formato polvo o líquido.
La tecnología avanza a un ritmo de vértigo, y cada vez existen más tipos de impresoras y materiales distintos. Es por ello que la impresión 3D se está utilizando en la industria como una de las principales estrategias para mejorar los procesos de producción.
Conviene analizar la evolución del mercado a nivel mundial de la impresión 3D entre 2017 y 2021. En 2017 el gasto global de materiales, servicios, hardware y software en impresión 3D superó los 10 mil millones de dólares. Estudios recientes que este gasto crecerá por encima del 20% interanual hasta 2021, cuando la cifra supere los 20 mil millones de dólares.
Cabe destacar que entre los años 2016 y 2017 aumentaron en un 50% el número de compañías de todo el mundo dedicadas a la impresión industrial 3D. Acerca de cuáles son las aplicaciones con mayor potencial de cara al futuro, se engloban en cuatro grandes categorías: prototipos y piezas de productos, modelado para arquitectura, tejidos humanos y prótesis dentales.
Hay una serie de tendencias en alza en relación al impacto de la impresión 3D en la industria.
Una de las principales mejoras que supone la impresión 3D en el ámbito industrial tiene que ver con la personalización de los productos. Una de las principales claves del Marketing del Siglo XXI es la individualización, ofreciendo a cada cliente un producto que se adapte de forma precisa a sus necesidades y preferencias. Y esto es precisamente lo que permite esta tecnología.
Por supuesto, las impresoras 3D aumentan de forma notable la productividad de las empresas. Además, se pueden crear prototipos de distintos tipos de productos de forma sencilla, lo que supone una importante mejora en el diseño.
Muchas compañías, en lugar de tener un sistema de automatización para fabricar un producto, pueden utilizar las impresoras 3D para ahorrar costes operativos. Además, de este modo los productos finales no tienen ningún tipo de error respecto a su diseño porque se pueden corregir con el ordenador.
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