Tecnología para los negocios - Problemas de rendimiento de las aplicaciones y las infraestructuras


Volver a tener el control del gasto en TI

Digitalbiz Magazine

 

Rendimiento, optimización, eficiencia, calidad… Son términos que Orizon viene defendiendo desde hace más de ocho años como respuesta a un entorno tecnológico que se ha ido haciendo cada vez más complejo, y que se ha vuelto prácticamente inmanejable con la masiva adopción de los modelos multicloud.

La clave —especialmente para los C level de las grandes compañías— está en volver a tomar el control del gasto en TI, de tal forma que permita argumentar las inversiones en tecnología y clarificar su incidencia real en el negocio. La respuesta a este escenario llega a través de dos conceptos clave: el diagnóstico recurrente y la automatización de la respuesta frente a las ineficiencias detectadas, todo ello en un proceso de mejora continua del rendimiento, desde los mainframe a los entornos cloud e híbridos, que es el que defiende Orizon.

La clave: volver a tomar el control del gasto en TI, argumentar las inversiones en tecnología y clarificar su incidencia real en el negocio

Para ello, esta tecnológica española (con sede en Alicante) se apoya en tres pilares básicos: el amplio conocimiento sobre los procesos, las aplicaciones y las infraestructuras de sus clientes (logs sobre el funcionamiento de los sistemas, principalmente en el ámbito de banca y seguros); la especialización de sus profesionales, con un foco muy claro en la eficiencia; y su herramienta BOA, que es la que les permite identificar y corregir los problemas de rendimiento de las aplicaciones y las infraestructuras.

No es magia. BOA utiliza tecnologías como la inteligencia artificial o el machine learning para sacar conclusiones del basto conjunto de datos con el que ya cuentan. Este histórico les permite tener un profundo conocimiento sobre las infraestructuras y los procesos de estas organizaciones y, con tan solo una carga de datos, identificar en muy poco tiempo una serie de ineficiencias tipo, y proponer cambios que permiten solucionar gran parte de los problemas existentes.

Según Ángel Pineda, CEO de Orizon, sus primeras incursiones en los entornos cloud e híbridos, con una tecnología que es capaz de encontrar el origen de ineficacias y fallos del software y de resolverlos, ha evidenciado el grave problema con el que se enfrentan un número sorprendentemente alto de grandes empresas en estos entornos: “su tremenda complejidad, la falta de profesionales preparados para gestionarlos y, consecuentemente, la pérdida de control sobre ellos, que suele descansar en terceros, muchas veces ajenos a las necesidades reales y los objetivos del negocio del cliente”.

LA ISLA DEL RENDIMIENTO

Aprovechando el lanzamiento de una interesante novedad en la arquitectura de su herramienta —BOA— y en su modelo de aproximación al mercado, Orizon congregó a la prensa especializada en Tabarca (Alicante), buscando la analogía entre lo que ha ocurrido en esta isla y la explosión que está viviendo el nicho de mercado al que se dirigen.

Según Ángel Pineda, esta es una isla amable, que lleva mucho tiempo aquí, con muchas posibilidades para el turismo que nunca han sido explotadas de forma adecuada. De hecho, hasta hace unos años muy pocos la conocían, hasta que recientemente ha empezado a adquirir el protagonismo turístico del que disfruta ahora.

Nuestra competencia es el propio cliente, los mandos intermedios de las áreas de tecnología de estas grandes empresas

Los primeros mensajes del directivo de Orizon estuvieron centrados en lo puramente económico. Las previsiones son cerrar este ejercicio con unas ventas en torno a los seis millones de euros, duplicando las obtenidas en 2022, y situar su EBITDA en un 25%, frente al 19% anterior.

TALENTO Y CULTURA

Aunque las cifras que ha presentado Orizon son muy positivas, se han quedado por debajo de las expectativas para este año 2023, que preveían cerrar el ejercicio con cerca de ocho millones de facturación. Esto, según apunta Pineda, se debe a dos factores clave: las dificultades para encontrar profesionales cualificados en su ámbito de actuación, tanto en el área comercial como en el tecnológico; y el grado de madurez de la cultura de los departamentos de tecnología de las grandes organizaciones.

Este último punto es uno de los que más dificulta avanzar en este camino, ya que muchas veces los profesionales anteponen las posibles consecuencias que podrían tener en sus organigramas el hecho de afrontar proactivamente una estrategia robusta para asegurar el rendimiento de sus infraestructuras.

De hecho, el directivo de Orizon puso el dedo en la llaga: “nuestra competencia es el propio cliente, los mandos intermedios de las áreas de tecnología de estas grandes empresas”. El cliente tipo de Orizon son grandes corporaciones en el sector financiero o de seguros, empresas con infraestructuras y procesos muy complejos, y departamentos de tecnología con miles de empleados. Pero con esta amalgama áreas, tecnologías o departamentos, las responsabilidades sobre el rendimiento y la eficiencia de los procesos se diluye a cada paso que se da.

RESPONSABILIDAD SOBRE LOS COSTES

En la mayoría de los casos, los profesionales intermedios están más ocupados en asegurar la disponibilidad de los sistemas, además, de una forma reactiva. Aunque cuentan con herramientas de monitorización y observabilidad, las múltiples capas de arquitectura de sus sistemas les dificultan hacer una trazabilidad de miles de alertas que reciben diariamente. Si a esto le añades el contexto multiclud y la necesidad de tener especialistas en cada proveedor, el resultado, en la práctica, es una falta absoluta de control, que deriva en la imposibilidad de explicar y optimizar los costes, o simplificar la arquitectura.

Tenemos las herramientas para analizar el contexto, argumentar con números los problemas de rendimiento y proponer las soluciones necesarias

“Nuestro interlocutor es solo uno, el máximo responsable de tecnología, que es quien tiene que reportar a un consejo de administración en un lenguaje de negocio para responder a dos preguntas: qué se invierte y para qué. Lo que vendemos es la verdad: ‘mira lo que te está pasando’. Tenemos las herramientas para analizar el contexto, argumentar con números los problemas de rendimiento y proponer las soluciones necesarias… y nos comprometemos con ello”.

El escenario es conocido. Este tipo de empresas son conscientes de que sus servicios están evolucionando hacia un contexto digital y esto requiere una mayor inversión en tecnología. Pero lo que no es posible explicar —más allá de la necesaria transformación que estas empresas están abordando— es por qué deben invertir un 17% más en TI cuando el negocio se está incrementando solo un 3%. “Explicar esto es muy difícil. No hay transparencia respecto a lo que se está gastando y por qué. A nivel de Consejo de Administración, empieza a no entenderse qué es lo que está ocurriendo o cuál es el valor diferencial de la tecnología”.

De hecho, Ángel Pineda defiende la creciente importancia que va a tener una figura que resultará clave en este tipo de organizaciones, que asuma la responsabilidad sobre el control de costes de TI, con conocimientos técnicos para conocer la situación actual y capacidad financiera para poder explicarlo.

También reconocieron que, como compañía pequeña, les cuesta esa primera cita con perfiles de ese nivel. “Pero, una vez que la tenemos, el tema rueda. Es más, desde el punto de vista de recurrencia, no estamos saliendo de ningún cliente”.

CLOUD Y LA EXPLOSIÓN DEL MERCADO DE RENDIMIENTO

Pero las previsiones para el próximo año son de un crecimiento exponencial, planteando una facturación cercana a los treinta millones de euros para 2024, multiplicando por cinco la cifra de negocio. La clave de esta explosión se basa en tres factores: el importante incremento en la demanda de este tipo de servicios, los refuerzos que se están incorporando en su estructura comercial y de delivery, y el proceso de adaptación de la arquitectura de su herramienta BOA.

Las previsiones para el próximo año son multiplicar por cinco la facturación de 2023, llegando hasta los treinta millones de euros

Uno de los elementos que está incidiendo en la masiva demanda de este tipo de servicios es la masiva adopción —y el evidente fracaso— de los modelos cloud. Según el último informe anual hecho público por Orizon, las grandes organizaciones asumen sobrecostes imprevistos de en torno al 45% en sus presupuestos tecnológicos destinados a la migración a la nube debido a la ausencia de una política real de gestión del rendimiento de sus infraestructuras.

En el sector banca y seguros, a este sobrecoste se suma el histórico que sufren las empresas que operan en este segmento (en torno a un 15%), debido a la baja calidad del software y a la inexistencia de políticas para su optimización.

Además, el resultado del proceso de migración a la nube es calificado como negativo: cerca del 80% de las organizaciones afirma no haber alcanzado los objetivos que se habían marcado. La causa fundamental que argumenta esta percepción es el escenario de enorme complejidad que implica la nube. De hecho, en torno al 70% de las organizaciones asume solo una gestión reactiva efectiva del cloud cuando aparecen problemas que afectan a la operativa. Además, un porcentaje similar reconoce que la nube ha elevado la complejidad en el desarrollo de nuevas aplicaciones para el negocio y están replanteando sus estrategias de plazos y objetivos en este entorno.

Otro de los puntos calientes en este tipo de organizaciones está relacionado con la baja calidad del software. En 2022, de acuerdo con IDC, las herramientas de calidad y ciclo de vida del software aumentó un 26%. Pero, según apunta Pineda, las empresas siguen teniendo muchos problemas en este sentido: “las soluciones de monitorización tradicionales no son capaces de ofrecer una visión completa y se limitan a detectarlos y emitir centenares de avisos y alertas, pero no identifican, analizan, correlacionan y resuelven los problemas”.

EVOLUCIÓN DE BOA

Otro de los pilares en los que Orizon prevé apoyar este fuerte crecimiento es el desarrollo de su herramienta BOA, respaldada por el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que recibirá una inversión adicional de 1,8 millones de euros. Las nuevas funcionalidades, que estarán disponibles en el tercer trimestre de este año, incluyen una arquitectura nativa en cloud que posibilita su disponibilidad en los principales hiperescalares (AWS, Google Cloud y Microsoft Azure), lo que acelerará significativamente su comercialización.

La nueva BOA tiene tres componentes principales:

  • Un modelo de captura de datos inspirado en el concepto datalake, que permite, sin instalar ningún agente, extraer, almacenar y procesar grandes volúmenes de datos de la operación dinámica de las aplicaciones y las infraestructuras, incluyendo herramientas de monitorización y automatización de procesos como Dynatrace y Control-M.
  • Una serie de algoritmos que ordenan, analizan y correlacionan la información para detectar y resolver problemas.
  • Capacidad de aprendizaje y predicción a través de tecnologías de machine learning.

De hecho, según apunta José Manuel Desco, director general de Orizon, una de las capacidades más interesantes de esta nueva BOA es la posibilidad de acelerar de forma significativa las pruebas en los clientes. “Antes tardábamos cerca de tres semanas en evaluar un entorno complejo, ahora lo podemos hacer mucho más rápido. En dos o tres días podemos entregarles un informe sobre la capacidad que tienen de ahorrar y cuánto les impacta en su día a día”.

Esta característica, apunta Desco, es la que va a permitir a nuestro equipo comercial ser más independientes, hacer más pruebas y llegar a muchos más clientes.

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