España se sitúa como uno de los países del mundo con un ecosistema de ciberseguridad más maduro. A nivel global está en la cuarta posición en el ranking de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de Naciones Unidas.

El país solo es superado por Estados Unidos, Reino Unido y Arabia Saudí que comparten el segundo lugar, y Estonia. De este modo, se coloca también como segunda mejor geografía de la Unión Europea (UE) solo por detrás del país báltico. En el histórico, España ha pegado un salto muy cuantitativo; ha pasado de ser el número 30 al 4 en solo siete años.

Para elaborar el ránking, la ITU tiene en cuenta cinco pilares estratégicos, que se dividen en 82 preguntas, como son la madurez de las leyes y normativas sobre ciberdelincuencia, protección de datos y de seguridad; la medición de aplicación de capacidades técnicas a través de los organismos públicosy sectoriales como los CERT activos; la medida de las estrategias nacionales en el terreno; el desarrollo de campañas de concienciación, formación y educación; y lasmedidas de cooperación entre agencias, empresas y países

Actualmente, en España la industria de ciberseguridad tiene un valor estimado en España de unos 2.000 millones de euros, empleando al menos, 150.000 personas. Este sector está experimentando tasas de crecimiento anual, convirtiendo a compañías españolas líderes, a nivel mundial, en este sector.

España cuenta con un fuerte sistema público de seguridad con organismos como el Centro Criptológico Nacional (CCN-Cert) o el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), entre otros. De hecho, este último ha sido seleccionado para canalizar 224 millones de euros destinados a compra pública en ciberseguridad. Se trata de la mayor inversión a nivel europeo en el terreno, lo que para el propio Incibe demuestra que “España está materializando una gran apuesta por la ciberseguridad como uno de los ejes principales de recuperación tras la pandemia de la COVID-19”.

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